Estamos las que somos
De la sucia mente de Davo | Día 9.1.14 | Acerca de:
0
Tengo que agradecer tu sinceridad. El resto dice que está, pero no está nunca. De hecho, parece que solo sirven para evidenciar más su ausencia cada vez que emiten sonido.
No me volví loca, pero hubiera querido porque de todos modos morí. Morí y no lo supiste. Morí y no te culpo. Morí, pero para esta muerte tenías que ser mi última voluntad: me hubiera gustado hacer un fetiche con tu nombre y que lo sepultaran conmigo, pero eso no lo sabrás, no lo sabrán tus víctimas ni quienes te agradezcan, no lo sabrá quien me vio alguna vez caminando por donde nunca debí caminar.
Eras la única cosa indigna que habría permitido que me acompañara en el último viaje, pero no me mentiste como el resto.
Ahora nada.
Borborigmos
De la sucia mente de Davo | Día 8.1.14 | Acerca de:
0
El corazón hace ruidos digestivos. ¿En qué momento de mierda pasó? No lo sé. ¡Ah, es que nada ha pasado ni pasará!
La imaginación ajena me puede matar, me puede hacer rabiar. Al final del día no importa mucho, porque sé que todo queda en familia, que es parte de las muestras de afecto que nadie comprende. El problema es cuando cada cosa se pone en su lugar. ¿Qué hacemos los que no tenemos lugar?
Me gusta creer que mi lugar te lo llevaste tú, que, si existía, tú lo destruiste. A veces, incluso, cuando pienso en todo lo que he dicho para justificar mi estupidez, me doy cuenta de que podrías argumentar exactamente lo mismo y desaparecer. Tan simple. Debería preocuparme por otras cosas después de esta muerte tan insípida.
¿Todos los días llegan? Llegan los días en que no se sabe si se va hacia adelante o hacia atrás. Llega el día en que te vuelven a nombrar. ¿Yo qué hago con eso si no hay nada que hacer?