I would sing a Happy Birthday Song... but that's just not like me...

Hoy no es mi cumpleaños, pero sí lo es... Sí, suena raro (mis típicas contradicciones), pero hoy cumple años la parte de mí que nació sólo un poco antes.

Es tan extraña... El primer día que la vi, pensé que era una desadaptada, retraída y hasta virgen. Esa mala costumbre mía de intentar adivinar la vida de la gente no me ayudó a distinguirla de entre emo, rocker, lesbiana o simplemente chica rara. Fue extrañamente indiferente para mí su existencia hasta el momento en que un adefesio se acercó a ella, uno de esos que no me explico como la naturaleza deja existir, y la invitó a unírsele al proyecto o alguna cosa así; entonces, desde mi lugar (justo detrás de ella) le susurré, o mejor dicho grité, al oído: "¡Ese tipo no te aventó el calzón, te lo restregó en la cara!" y ella no paró de picar mi barriga. Fue todo muy raro y confianzudo de su parte, ¡qué atrevida!, pero, bueno, desde ahí consideré la posibilidad de hablarle.

Días después, mi tribu, de imbéciles, por cierto (y exceptuando a Frida), tuvo que mudarse a los lugares delanteros. Yo, como siempre, cual rata asustada me arrinconé en el primer lugar vacío que encontré en la parte trasera. Ann, te encontré ahí a ti, comenzamos a hablarnos y no se en qué momento descubrimos que pensábamos tan parecido que llegamos a concluir que éramos almas gemelas... twin souls... gay souls.

El decálogo gay que jamás me he atrevido a publicar porque sé que no está terminado; tu estupidez mometánea que remarco con frases hirientes y groseras, muy a mi estilo; la mía que recibe la misma reacción pero minimizada; el Dios travesti-gay (padre); el Dios hijo (que puede ser cualquier humano que consideremos sexy/sensual); el Dios espíritu (léase Kurt); el deseo sexual reprimido; los ducados y archiducados de Iztapalapa y Cuauhtémoc; los Imperios de México y París; todo eso nos une. Nunca olvides que también nos unen filosofar y filosofear, nuestro escape a la realidad y tendencia a soñar, el erotismo y la humedad que nos provoca la mitad de la gente a nuestro al rededor, incluso la que no conocemos, el esperar del día que "never comes", Charlotte y Maximilian, el odio por la Condesita von Lächeln y por los pseudo-maestros de la Batiz (incluyendo a la satanasa, madre del chico rosado, que odia a Daniel), el "si yo no sé, tú quién sabe", el disfrute colectivo de la poesía erótica que nos trajeron aquellos 5 individuos, los mil recorridos, y mil más que faltan, al Centro Histórico y sus vericuetos, las lomo y nuestras reprimidas y polares pasiones, Cortázar y Sartre, Marx y Rius, mi (nuestra) madre y la lengua, Neruda y Sabines, los policías que llevan mapas bajo la gorra, Todo eso nos hace uno, nos hace uno la aversión al gran diseño cósmico que vuelve los lunes agobiantes y los viernes sexuales, la manera linda de sexear y ser sexeados, Bellas Artes y Popotla, el Papa llorando, el chocolate, los muertos, mi desorden de ideas, los placeres de la lengua y el oler a las personas. Nos hace un ser todo lo que a diario encontramos en el otro y que ya antes y en otras vidas encontramos en nosotros mismos...

Somos uno por lo poco que hemos vivido, por el canal de nuestra vida y la serie de nuestros días, por ser uno ahora y en las temporadas que nos faltan por vivir y los cumpleaños (dos por año) que nos faltan por celebrar, y por los libros que hemos de leer, seguiremos siendo uno. Por eso hoy, hoy que de la manera más extraña recordé todo lo que pasamos en nuestra excitante primera temproada, hoy que cumples tus sweet sixteen (y que los cumplo yo por ser tú) y, cómo soy pobre, y no pude ir a apoyarte al salir de tu glorioso extraordinario, opté por revolcar y revolver palabras en mi blog, palabras que te recordaran todo lo que nos unió en nuestra first season, en la que conocí a la chica que luce como típica estudiante de la Facultad Filosfía y Letras, la chica que habla con los muertos, la del corte de cabello exraño, la reencarnación de Florencio, la chica que es como yo pero en chica... el chico gay en el cuerpo de una chica.

Todos los días llegan alguna vez: el día en que dices mucho para sólo decir "feliz cumpleaños" y tienes la sensación de haber olvidado detalles importantes al decirle a alguien, muy a tu manera, cuánto la quieres.